En Railmotif.es os exponemos la historia de la familia Payá y su legado en la industria del juguete, cuyo desarrollo es fascinante. Aunque la fundación oficial de la compañía se remonta a 1905, la saga de los Payá tiene sus raíces en el siglo XIX. Antes de convertirse en fabricantes de juguetes, la familia se dedicaba a la hojalatería, produciendo utensilios para la heladería y otros artículos que vendían en los mercados locales.
En 1893, los Payá tuvieron la idea de crear miniaturas de sus productos y ofrecerlos como juguetes, junto con su línea habitual. Esta brillante idea les dio un gran éxito y no tuvieron competencia en ese campo. En 1902, Rafael Payá Picó, el máximo representante de la familia, fabricó su primer modelo de juguete: un carro y un caballo pintados a mano. Los feriantes de la época quedaron impresionados y comenzaron a revenderlos en los pueblos cercanos. Así nació la industria juguetera de los Payá, que ha perdurado durante más de un siglo.
La sin rival, Payá hermanos
En 1905, Rafael Payá cedió el negocio a sus hijos Emilio, Pascual y Vicente, quienes fundaron «La sin rival – Payá Hermanos – fábrica de juguetes metálicos y composturas de instrumentos de música«. Emilio Payá Lloret, uno de los hijos, era conocido por ser el clarinetista de la Banda Municipal. El emblema de la marca era una P y una H entrelazadas.
La compañía se convirtió en la primera fábrica española de juguetes y durante la Primera Guerra Mundial obtuvo grandes beneficios exportando juguetes a toda Europa. En aquellos tiempos, la fábrica utilizaba la tracción animal como fuente de energía, lo que refleja las condiciones de trabajo rudimentarias de principios del siglo XX.
Primeros juguetes mecánicos de Payá
Entre 1910 y 1912, los Payá introdujeron los primeros juguetes con mecanismo de resorte. Durante esta época, también ampliaron la sección de cuchillería en detrimento de la juguetería. En 1912, la compañía adoptó finalmente el nombre de Payá Hermanos. A partir de ese momento, la historia de la empresa estuvo llena de altibajos, amores, desacuerdos e incluso incursiones en la política y la banca.
En 1915, un grupo de empleados liderado por Agapito Bernardo Verdú se independizó y creó «Verdú y Cía». Otros empleados les siguieron y crearon sus propias empresas, como Rico, Sanjuán, Picó y Jyesa. Estos artesanos jugaron un papel importante en la historia de la industria juguetera de la región.
En 1918, Payá comenzó a aplicar la litografía en sus productos y creó una oficina técnica dirigida por Pascual Payá. Durante este período, la compañía vivió su época dorada gracias a la creatividad de sus juguetes. Los productos de Payá se caracterizaban por su construcción mediante el sistema de engafado.
Consolidación de Payá y los primeros trenes miniatura
Durante el resto de los años 1920 y 1930, Payá Hermanos se consolidó como una de las principales fábricas de juguetes de España. Durante este período, la empresa introdujo una amplia variedad de juguetes metálicos, como coches, aviones, trenes, barcos y figuras de soldados, que se convirtieron en grandes éxitos de ventas. En 1923, lanzaron su primer tren mecánico que corría sobre una vía.
La Guerra Civil Española (1936-1939) tuvo un impacto significativo en la empresa, ya que su fábrica fue requisada y utilizada para fines militares. Sin embargo, tras el final de la guerra, Payá Hermanos pudo recuperar su actividad y continuó fabricando juguetes.
En la década de 1940, la compañía amplió su catálogo con la introducción de juguetes de plástico, que comenzaban a ganar popularidad. Aunque inicialmente se centraron en juguetes de metal, Payá Hermanos supo adaptarse a los cambios en el mercado y diversificó su producción.
El reconocimiento internacional
Durante las décadas de 1950 y 1960, la empresa experimentó un gran crecimiento y reconocimiento internacional. Sus juguetes se exportaban a muchos países, y la calidad y el diseño de sus productos eran altamente valorados. Los coches de juguete de Payá Hermanos, en particular, se convirtieron en auténticos objetos de deseo para los coleccionistas.
Sin embargo, a partir de la década de 1970, la industria juguetera en general comenzó a enfrentar desafíos, como la competencia de juguetes electrónicos y el cambio en las preferencias de los consumidores. Payá Hermanos también se vio afectada por estos cambios y, a pesar de sus esfuerzos por diversificar su línea de productos, la empresa comenzó a experimentar dificultades económicas.
Decadencia y cierre de Payá
En 1990, la compañía tuvo que cerrar su fábrica en Ibi, Alicante, y trasladar parte de su producción a China para reducir costos. Sin embargo, esto no fue suficiente para salvar la empresa y, en 2006, Payá Hermanos entró en proceso de liquidación.
A pesar de la triste desaparición de Payá Hermanos como empresa, su legado y sus juguetes siguen siendo apreciados por coleccionistas y amantes de la historia del juguete. La marca Payá se ha convertido en un símbolo de calidad y tradición en la industria juguetera española, y algunos de sus productos “vintage” son muy buscados y valorados en el mercado de antigüedades.
En resumen, la historia de Payá Hermanos es la historia de una familia y una empresa que lograron destacar en la industria juguetera, enfrentando desafíos y adaptándose a los cambios del mercado a lo largo de más de un siglo. Aunque la compañía ya no existe, su legado perdura en la memoria de quienes disfrutaron de sus juguetes y en la historia del juguete en España.
Referencias:
- Historias de Modelistas, Fabricantes y Coleccionistas. Enrique Jansà Burgos, 1990 – 2014. Editorial Vortex.
- Ya vienen los reyes: las maravillosas portadas y cajas de Payá.
- Colección de JUGUETES ANTIGUOS Juan C. Requena.
- Todocolección.
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